Na' Vida


La navidad, una fiesta de procedencia religiosa, se ha constituido hoy por hoy en una festividad de carácter familiar reconocida por el intercambio de regalos y que marca el inicio de las celebraciones de fin de año.

 Es natural que en estas fechas se realice una apreciación de la situación en que nos encontramos. Saber, por ejemplo si las metas que nos habíamos fijado
fueron cumplidas y establecer nuevas para el año que viene. Para ello se hace necesario analizarnos en profundidad, de este modo establecer qué es lo que queremos y lo que esperamos y de qué modo podemos trabajar para lograrlo.


Aunque suena simple, la tarea no es fácil, en especial cuando el objeto de estudio somos nosotros mismos. Se nos hace más fácil observar a los demás y opinar al respecto, no estamos acostumbrados a ver nuestros propios defectos y cualidades y menos aún a trabajar sobre ellos.

Pero es necesario, más aún si queremos obtener buenos resultados, realizar un perfil de nosotros sin sobreponer la "idea" que tenemos acerca de cómo
somos. Hay un ejercicio bien simpático al respecto. Piensa en tres animales que serías si pudieras elegir o con los cuales te identificas y anótalos por orden
de preferencia. (No sigas leyendo hasta que hayas realizado esta parte).

El primer animal escogido representa cómo quieres que la gente te vea, el segundo, cómo los demás te consideran y el tercero es cómo realmente eres.
Estamos condicionados a los parámetros que dictamina la sociedad, lo que se espera de nosotros y lo políticamente correcto, así es como guiamos nuestro
caminar hacia ello olvidándonos de lo que, en esencia, somos y de lo que queremos y de aquello que nos hace sentir bien.

En esta navidad propongo exactamente eso, hacernos un regalo a nosotros mismos, canalizar las energías para que estas fluyan intencionado nuestros deseos, dejando atrás aquello que nos impide avanzar y viviendo el presente como aquello que realmente es: un regalo.

Una vez que logremos definirnos, seguramente se desplegará de ello una lista de "peticiones" que resolver, y aunque es posible realizarlas todas, sugiero que nuevamente filtremos aquellas mas relevantes, mas trascendentales, en definitiva aquellas que perduren en el tiempo, de este modo aseguramos nuestra permanente satisfacción y por tanto, constante bienestar personal.

Les voy a explicar una situación que ayudará a ejemplificar de qué forma podemos enfocarnos en aquello que realmente nos servirá: imaginemos a una persona que le cuesta caminar y que para poder hacerlo diariamente, necesita de un bastón, y el que había tenido por años se le rompió hace poco. Él ya realizó su perfil, siente que se conoce lo suficiente como para determinar que lo que necesita y quiere es un bastón nuevo y mas tecnológico que le facilite periódicamente sus traslados. En este caso no es muy difícil estar de acuerdo con él y saber que esto es factible, sin embargo, si dedicáramos un poco mas de tiempo a profundizar en nuestro análisis y nos pusiéramos mas exquisitos en nuestros deseos, podríamos entender que más que un nuevo y avanzado bastón, sería más útil prescindir de este aparato y solicitar poder caminar por sí sólo (sin desmerecer a las muletas). Mi petición es mas duradera y los resultados más beneficiosos. El deseo pasa de ser un "objeto material" a ser una cualidad.

Debemos observar que muchas veces el objeto suele reemplazar una carencia o debilidad espiritual y que si queremos superar el tema debemos remontarnos a la causa y no al efecto, de este modo nos aseguramos que los resultados perduren a través del tiempo así como también nuestro bienestar y tranquilidad personal.