Una razón para amar


Una vez dije TE AMO, no sé cómo pudo ocurrirme simplemente miré sus ojos y no pude contenerme, no quise, aunque sabía que eso era mi pérdida.

Cuando se hace una declaración como esa, te quedas vulnerable frente a la otra persona, desnuda, puede verte completa desde ángulos insospechados, puede incluso reconocer tus debilidades, y no se podría de otra forma si tú no se lo permites ya que eres tú quien le permite hacerlo y no te importa, confías en ella y muestras tu propio corazón pero por dentro, le das el acceso a él para que pueda manipularlo a su antojo.


Es una sensación increíble, inimaginable, inexplicable. Una serie de sentimientos se desarrollan, al mismo tiempo en tu cuerpo, en tu mente, en tu espíritu e incluso mas allá. Es como si volvieras al principio, como si fueras un feto dentro del vientre conectados a la fuente que te alimenta y te cobija sin representar ningún esfuerzo para ti, se te revuelve el estómago, pero no sientes malestar, al contrario, disfrutas esa sensación. Se prende una luz en tu interior que comienza a brillar, brilla tanto que no se puede ocultar, sus rallos salen a través de ti, de tu piel, de tus ojos, de tu sonrisa y desde allí se expande. Es tan intensa, tan brillante que te encandila y no es que te enceguezca, por que el amor no es ciego, simplemente traspaza la venda que llevamos en los ojos permitiéndote ver más allá de lo físico, mas allá de lo material y lo tangible.

Una vez dije TE AMO, por que así lo sentí y, desde ese momento mi vida cambió. Ya no soy la misma desde entonces, no podría serlo luego de haber experimentado tal momento. Mi piel se hizo tan fina, que podía verse a través de ella y no sentí miedo, no sabía que era el miedo en ese momento, no reconocía el tiempo ni el espacio, solamente me dedicaba a vivir y extraer lo máximo de cada momento.

Una vez dije TE AMO y hasta hoy no sé lo que ello significa.