Hoy quiero estar triste, necesito llorar su ausencia. Esto no quiere decir que sea masoquista ni que esté volviendo nuevamente a las etapas anteriores de mi duelo. Lo extraño, mi cuerpo y mi mente poco a poco lo han ido asimilando, necesito darle espacio para que se expresen y extrañen, no quiero suprimirlo, no quiero negarlo, lo he aceptado y es por esa misma razón que me permito, por un momento, estar triste.
Es parte del proceso, Lo AMO, qué le voy a hacer y Lo EXTRAÑO: Le doy paso a mis sentimientos para que se desencadenen libremente, para que expresen su dolor, su nostalgia. Pero es un dolor diferente, más maduro, más libre, es un dolor de aceptación, de comprensión, un dolor que me sienta bien, he crecido un poco más, puedo sentirlo en mis pensamientos, ya no son los de una niña caprichosa a quien debía devolverle el dulce para que no llorara, ya no quien culpaba al otro de su desdicha, ya no quien se empecinaba en llenar ese espacio buscando afanosamente a otro de reemplazo, sin procesar lo ocurrido. Si bien aún lloro como una niña, puedo aceptar, entender y adaptarme, después de todo soy un ser humano, un ser que como tantos se han ido adaptando, evolucionando al medio, al entorno que nos rodea y que se va desarrollando alrededor de nosotros sin que ello pase por nuestro control.
Hoy he decidido estar triste y sentirme bien por ello comprendiendo que cada cosa que sucede trae consigo algo mejor. Y que nuestra condición de ser humano nos hace cuestionarnos acostumbrados a lo "conocido" impidiéndonos avanzar hacia lo desconocido : incertidumbre, miedos e inseguridades y también el tan anhelado CAMBIO.
Hoy decidí estar triste, y esa tristeza es la que ayuda a limpiar mis ojos de todo vestigio que me impide ver lo que estoy forjando, verme a mí misma a través de ellos y decir con total seguridad YO QUIERO ESTAR TRISTE sin que ello represente una depresión ni melancolía permanente. Es sólo un estado pasajero, un desahogo, un respiro necesario para continuar.