La Vida, un milagro


   Se  han puesto a pensar, sólo por un momento, lo misteriosa y maravillosa que es la vida. Yo cada día que pasa estoy mas sorprendida.

   Piensen un poco; desde nuestra concepción, pasando por el nacimiento y cada una de las distintas etapas de crecimiento que vamos experimentando a lo largo de la vida, esta se presenta tan misteriosa como cautivante; y la pregunta, entonces está orientada a saber  más que quién nos creo que el por qué. Y no importa la corriente o idea de la que seamos partidarios, no tiene sentido preocuparnos en definir si fue primero el huevo o la gallina, sino qué sigue después.


   Pensar en la importancia de cada una de las criaturas en la tierra, el papel que desarrollan y su aporte a este gran sistema del que formamos parte. Las abejas, por ejemplo son consideradas como uno de los más importantes indicadores del equilibrio ambiental y es que ellas cumplen una función esencial en el ciclo de la vida: polinizan innumerables plantas que sirven de alimentos a algunos animales y que, a su vez alimentan al ser humano, su desaparición alteraría toda esta cadena vital. Y esto es sólo un ejemplo ya que dependemos de toda la red de seres vivos que nos rodean.

   Si observamos a los animales e insectos, parecen estar de algún modo programados para llevar a cabo su tarea, ellos tienen claro el objetivo de su existencia, y día a día lo resuelven sin mayor complejidad, sin preguntarse si lo estarán haciendo bien o no, simplemente viven, no necesitan de un sueldo a fin de mes con que mantenerse, ni una determinada cantidad de horas trabajando durante el día para hacer que su vida tenga algún valor, ellos simplemente viven. En qué momento de nuestra "evolución" llegamos a encadenarnos y optar por una vida en donde las limitaciones son cada vez mas evidentes, en qué momento permitimos que nuestras ataduras fueran más fuertes que nuestros propios deseos.

   La vida es un milagro, y cada cosa que aquí sucede responde a un equilibrio natural que va desencadenando una serie de sucesos en relación al camino por el cual decidimos continuar. Esta semana leí la noticia de que una famosa actriz se había practicado una doble mastectomía como medida preventiva, pues un examen genético había arrojado un 87% de posibilidades de que pudiera contraer cáncer de mamas. Fue esta cifra y la dolorosa experiencia de su madre quien murió por causa de esta enfermedad, la que motivó a esta actriz a tomar tan tajante decisión. Este hecho inmediatamente abrió el debate desde las redes sociales y hasta los distintos programas de televisión y radio quienes se manifestaban a favor y en contra.

   Personalmente lo que llamó mi atención de esta noticia, fue el miedo y la poca fe en ese 13% restante. Con esta intervención quirúrgica las probabilidades bajaron a un 5% lo que no significa que no pueda padecerlo en algún momento. 

   El dolor y el sufrimiento hoy en día están notablemente subestimados como emociones negativas que a toda costa debemos esquivar. Tenemos tan poca fe en nosotros mismos que nos aferramos a cifras estadísticas a quienes delegamos la responsabilidad de nuestras decisiones.

   No cuestiono a esta a actriz por su decisión, ella representa a una sociedad que vive atemorizada intentando controlarlo todo sólo por el temor que provoca la incertidumbre de no saber que va a suceder, la poca fe que estamos experimentando en nosotros mismos, en Dios, en que ese, aunque escaso 13% pueda marcar la diferencia entre optar por mutilarnos y confiar ciegamente en que todo va a salir bien, de eso se trata la fe.

   Si estamos hoy aquí es a causa de una serie de circunstancias imprevisibles que escapan a nuestro control, no elegimos a nuestros padres, ni el momento ni lugar, ni tampoco cada cosa que nos va sucediendo, sólo podemos intervenir en las decisiones que tomemos aún sin tener claro dónde nos llevarán.

   De lo único que debemos ocuparnos es de vivir.