Fin

   Mira, voy a serte sincera, siento que aún sigo de algún modo vinculada contigo, el tiempo que pasamos juntos me entregué por completo a ti haciendo, incluso que me olvidara de mi misma, no te culpo por ello, acepto la responsabilidad de mi decisión y no me arrepiento de haberlo hecho.

   Sin embargo, este asunto se está volviendo un obstáculo en mi vida que quiero dejar atrás.



   Con el tiempo he logrado darme cuenta de muchos de mis errores, y también he notado que como pareja nuestra relación no funcionó para ambos. No quiero seguir dándole mil vueltas al asunto deseando volver al pasado para enmendarlos, ahora solamente deseo continuar con mi vida y poner en práctica lo aprendido.


   Estoy consciente de que, por tu parte también tienes temas pendientes contigo mismo y que debes resolver, y que vivir de la culpa no es justamente lo mas asertivo para progresar, sin embargo y tomando en consideración todo el tiempo y la intimidad que vivimos juntos lo que más me duele es la actitud con que tomaste nuestra separación. No puedo entender que una persona que dijo amarte tanto pueda ser tan cruel contigo, que sabiendo lo triste que estaba tome con indiferencia ese dolor.


   Tus incongruencias me llevaron incluso a cuestionarme la veracidad de tus palabras desde ese momento hacia atrás, me hicieron sentir que todo lo nuestro había sido un error y que yo ingenuamente había puesto mi fuerza y voluntad en recuperar una relación que nunca tuvo futuro. Eso me hacía pensar tu falta de deseo sexual, tu indiferencia, tu lejanía.


   Lo recuerdo y me inunda una profunda melancolía y rabia conmigo misma por haberme permitido pasar por todo eso.


   Y tú, disfrutando hasta altas horas de la noche desconectándote de la amargura que la relación te producía, escapando de… de ti mismo tal vez, quién sabe.


   Ahora no puedo más que decirte lo siento, aceptando cada error y daño que pude haberte causado y ADIOS por que finalmente logramos separarnos como tantas veces te lo imploré. Quizá de tu parte ese fue un gesto de buena voluntad que surgió para acabar con mi llanto que ya se había hecho frecuente los últimos meses, porque déjame decirte que noté tu distanciamiento quizá mucho antes que tú lo reconocieras, y si bien siento que pudimos haberlo evitado, de ambos haberlo querido, fue un paso necesario.


   Hay distintas formas de hacer las cosas, quizá no escogimos la más adecuada para sobrellevar nuestra separación, pero pudimos haber evitado tanto sufrimiento era sólo cuestión de voluntad.


   Si algo debo agradecer de haber pasado por esta experiencia, es que me he vuelto una mejor persona, y tengo la oportunidad de seguir mejorando. Si algunos meses atrás lo único que quería era dejar de existir, ahora siento que puedo vivir y ser feliz.


   La confianza es la base de cualquier relación, eso fue lo que nos faltó practicar.


No me queda más que decirte… ADIOS.