Cuando uno emprende un proyecto, cualquiera sea la naturaleza de este, la motivación y la voluntad serán clave para llegar a puerto. Lo lógico es que la primera se presente de manera inherente por el sólo hecho de "querer hacer algo", sin embargo, en ocasiones esto no se da espontáneamente por lo que debemos acudir a energías superiores que mantengan ese ánimo por el tiempo que dure dicho proceso.
La voluntad no es algo con lo que uno nazca, si no se tiene, puede desarrollarse. En un principio y alineada con la motivación puede facilitarse dicho proceso.
Hoy encontré mi motivación en una desilusión. Cuando esperas que suceda cierto episodio en tu vida y trabajas arduamente y con paciencia para que ello ocurra y, aún así resulta que nada se desenvuelve según lo previsto; ahí suele desencadenarse un sentimiento de desilusión del cual pueden desprenderse dos opciones: una es que te hundas en una tristeza que absorbe tus energías dejándote sin fuerzas para continuar y de lo único que seas capaz de lamentar tu situación. Y otra, por la que he decidido optar esta vez, tomar tu desilusión a los hombros y utilizarla como una inyección de energía para aquello que te planteaste alguna vez emprender pero que ya hacía dormido junto con otros proyectos que han sido abandonados por la pereza.
Tal vez de eso se trate el madurar, he aquí el libre albedrío en todo su esplendor. La capacidad de tomar decisiones, de poder lidiar con esas decisiones y con las consecuencias que ello trae consigo. Hoy quizá tome una de esas decisiones de las que podría decirse que llegue a arrepentirme, nada que hacer, el acto se consumó y es hora de hacerse cargo. No puedo pensar en lamentarme, es tiempo de actuar. Es el resultado de tratar con seres humanos, muchas veces mas animales de lo que uno pudiera pensar. En otro momento quizá este episodio hubiera sido motivo de alegría y no estaría escribiendo estas letras que por mas madura que puedan parecer, guardan consigo una profunda tristeza que en otras circunstancias me hubieran arrojado en lo profundo.
Lo acepto, le doy un par de vueltas en mi cabeza y luego lo dejo pasar. Ahora cuento con otra herramienta, con otra motivación que me permite seguir adelante resolviendo e intentando componer mi vida acorde con lo que siento es el mejor camino.