Mientras pueda, voy a reir



"No se ría tanto, que mañana va a llorar"

  Una frase recurrente de mi nana la cual me repetía cada vez que estallaba en una risa incontrolable. 

   Suelo poner atención a los mensajes que vienen desde mi entorno, en especial aquellos que provienen de personas mayores, bajo la sensación que por más desgastados e ingenuos que puedan parecerme, sus palabras contienen toda una vida de las mas diversas y enriquecedoras experiencias que su cerebro, ya deteriorado por el tiempo, aún logra mantener y que sin vacilaciones son lanzadas cada vez que se presenta una oportunidad.


   Desde que tengo memoria mi nana fue una señora de edad y si bien cuando era receptora de este tipo de mensajes aún era una niña, esta frase en particular ha permanecido latente en mi memoria hasta ahora en búsqueda de un sentido dentro de mi visión. Debo confesar con modestia, que muchos de los mas profundos consejos que he recibido, han provenido de personas a las que consideraba como mentalmente trastornadas. Me he tomado cierta libertad para establecer una serie de parámetros que me permiten clasificar a las personas en trastornadas o cuerdas. En este preciso momento no podría enumerar con certeza cuáles son esas variables ya que, una vez más mis creencias se han puesto en duda, aquellas ideas a las que me aferré por mucho tiempo están siendo cuestionadas en otro memorable episodio de mi vida.

   Esta persona, que entraba en este grupo, en una larga y profunda conversación y en su intento por que yo entendiera su postura frente a una situación, me pregunta qué pasaría si mi ex-pareja me pidiera volver, estando consciente del dolor que provocó el quiebre de esa relación. Eso mismo es lo que ella sentía respecto del caso en cuestión.

   Al salir de su casa, llegué a preguntarme quién era la persona cuerda entre ambas y no supe responder, ni a esa pregunta ni a la que ella me hizo al plantearme su ejemplo.

   Cuando se siente un dolor tan grande como el que sentí en aquella oportunidad, la del rompimiento, te surge la inquietud si sobrevivirás, si podrás en algún momento salir de este estado y volver a ser la persona que eras antes. Mas tarde, cuando te das cuenta que si pudiste vivir en lo físico pero no estas segura de haber sobrevivido emocionalmente, el poder disfrutar de pequeños momentos de alegría, se convierte en un logro. Y comienzas a apreciar esos momentos, ríes mientras puedes por que ya no sabes cuando volverás a hacerlo. Constantemente te cuestionas si eres feliz y te comparas con la que fuiste, con la esperanza de volver a ser eso que eras antes de aquella experiencia. Pero nunca vuelves a ser la misma, te conviertes en una persona diferente, en esencia siempre sigues siendo tú, sin embargo tu condición ha cambiado; se ha desvanecido todo aquello a lo que te habías aferrado sin poder identificar si es mejor o no, sólo vives intentado descifrar si realmente sigues viva.