Nada que perder


"Odio perder, quizá más de lo que deseo ganar"

   Extraído de la real academia de la lengua española perder implica no conseguir lo que se espera, desea o ama.

   Esperar, desear, aferrarse; todos verbos, acciones las cuales en algún momento de nuestras vidas los conjugamos. Es difícil aceptar que somos nosotros mismo quienes decidimos estar donde estamos ahora.

   Estaba tan acostumbrada a ganar que no me daba cuenta de qué era lo que ganaba, me aferraba a la sola idea de lo que eso significaba sin siquiera notar cual era el premio. Sin darme cuenta, finalmente de que mi deseo por ganar no era otra cosa sino que temor a perder. ¿Miedo al fracaso?, sí, debo aceptar que eso es así.


   No trato de justificarme, pero nacimos para ganar, desde nuestros inicios así fuimos concebidos, somos es resultado de nuestro ovulo mas fértil, el mejor, unido al espermatozoide mas veloz, aquel que finalmente gana la carrera. En tiempos de Roma, quien no ganaba era devorado por las bestias. Si bien de aquellos tiempos han pasado ya cientos de años, podemos decir que hemos sobrevivido a lo largo de nuestras vidas teniendo que lidiar con alguna que otra fiera y hemos salido victoriosos y llegado hasta donde estamos.


   Crecer, madurar, alcanzar pleno desarrollo, no es otra cosa que ganar, salir victoriosos, lograr la meta.

   Ganar trae inherente consigo la derrota, la pérdida, el fracaso y aunque suene desilusionante el fracaso es un paso necesario para lograr el éxito. En países como Canadá los bancos suelen reconocer como un buen indicio algún fracaso en una empresa joven que quiera solicitar un préstamo para emprender un negocio y se ha transformado, casi en un requisito para aprobar créditos. Y es que saben que cuando uno ha sufrido una derrota, el espíritu se fortalece y suele poner más empeño para no repetir tal error, a nadie le conviene tener errores.

  Ya no es válida la justificación de que llevamos esa información en la sangre, culpando a los genes de nuestras actitudes, ya no, de nuestra crianza culpando a nuestros padres, a nuestro pasado, a nuestros traumas, ni siquiera a la sociedad ni la época donde estamos. Es hora de hacernos responsables de nuestra vida y comenzar a hacernos cargo de ella. Sabemos que pudimos vernos influenciados por todo aquello, pero eso no tiene por qué determinarnos, somos libres no? y nos vanagloriamos de ello, pues usemos nuestro libre albedrío para elegir, para tomar decisiones, para hacernos cargo de esas decisiones. Mirémonos al espejo con la frente en alto y digamos sí, yo estoy aquí, por que eso fue lo que escogí para mí y si no estoy satisfecho por ello, puedo, si así quiero, hacerme cargo y revertir esta situación, y si lo estoy, puedo disfrutar de mis logros sin remordimientos afrontando las consecuencias que cada decisión trajo consigo.

   Les dejo un extracto de la letra de una canción que oí en una película, que aprovecho de recomendarles, la película se llama Moneyball y la canción: The Show de Kerris dorsey:

Estoy un poco 

atrapada en el medio. 
La vida es un laberinto 
Y el amor es un enigma. 

No sé a dónde ir 
No puedo hacerlo sola 
(Lo he probado) 
Y no sé por qué 

Hazlo más lento 
Haz que se detenga 
Sino mi corazón va a estallar 
Porque es demasiado 


Sí, es mucho 

Para ser algo que no soy 
Yo soy un tonto 
Por amor 
Porque no puede obtener suficiente