En yoga, el estado de meditación se consigue no cuando se pone la mente en blanco, como solía creer, sino más bien es cuando no te detienes en ningún pensamiento, de manera que estos no perturben tu mente.
En la película: "Comer, rezar, amar"; en una de las escenas en que la protagonista, interpretada por Julia Roberts se encuentra en India intentando meditar, uno de sus compañeros le indica que no debe en evitar los pensamientos, sino seleccionarlos.
Tal vez a los monjes budistas en la tranquilidad del Himalaya, o a Julia Roberts en la grabación de una película esto pueda resultar una tarea fácil, para mí se ha convertido en todo un desafío. Si bien soy una promovedora de la idea de lograr control mental en cada una de las acciones que realicemos, de manera que sea uno quien controla su mente y no al revés; debo admitir que yo, hasta ahora, no lo he logrado. Diversos pensamientos se suceden caprichosamente en mi cabeza, muchas veces perturbando mi tranquilidad.
Un estudio científico concluyó que el cerebro suele reciclar ciertos recuerdos de manera de dar cabida a otros nuevos . Es así como no recordamos, por ejemplo vivencias más allá de los 5 años de edad. La experiencia debe marcarte de alguna manera para que este logre permanecer a través del tiempo en la memoria, de otro modo se convertirán en un candidato para ser borrado en un acto inconsciente de eficiencia del cerebro. De este estudio me surge la interrogante: qué criterio utilizará el cerebro para determinar con cuál recuerdo se queda. Qué acciones serán tan decidoras que se ganarán el espacio para permanecer. Si tuviera más consciencia de este proceso, sin duda que hubiera escogido aquellos recuerdos en donde conseguí exitosa lo que me había propuesto como aprender a caminar, por ejemplo. Pero, a decir verdad, recuerdo vagamente algún episodio especifico de aquellos inocentes años en que ni siquiera imaginaba lo que estaba por venir.
Hoy resultó ser uno de esos días en que quisiera controlar ese don y poder seleccionar mis pensamientos a quienes les quiero dar cabida en mi mente. Desearía no tener que seguir dándole vueltas una y otra vez en mi cabeza y mortificándome con aquellos que ni me prestan ninguna utilidad, ni me hacen sentir bien. Es como cuando traes una canción pegada que ni te agrada y que te sabes hasta la letra y la tarareas una y otra vez con disgusto.
Más allá de una canción que se te repite, existen ciertos pensamientos que vuelven a ti, en una actitud masoquista rememoran incluso, el dolor que sentiste cuando viviste esa experiencia. Es tan vívido el recuerdo que no logras lidiar con las reacciones que ese dolor te provoca, tales como escalofríos en la piel y lágrimas incontrolables asomándose en tus ojos.
El eterno resplandor de una mente sin recuerdos, es una de esas películas que podrían explicar esos momentos en particular. Ese, en que de ser real esa posibilidad, sin duda, en algún momento, hubiese recurrido a ella. No es bueno olvidar, pues en ello se basa el aprendizaje, pero hay ciertos momentos en que no piensas en otra alternativa, y es que en el amor, todo se vale o no?. En palabras generales la película trata de un hombre que recurre a un particular método para borrar en parte de su memoria, los recuerdos de una mujer de la cual se había enamorado y que ya no esta en su vida.
Cual sea el caso, la capacidad de elegir con qué pensamiento me voy a quedar es sólo una habilidad que se puede lograr con mucha práctica y ayuda, en un principio. Mientras menos recurras a esos pensamientos, mientras menos atención le prestes, solos se irán desvaneciendo quedando relegados y en el mejor de los casos,serán reciclados para darle espacio a esos momentos que si valen la pena recordar y que traerlos a tu memoria sólo te generarían satisfacción.