Mi propio valor




Pon un vaso con agua en el velador junto a tu cama durante toda una noche.
Si al día siguiente el vaso tiene burbujas en su interior, es por que hay personas a tu alrededor que sienten envidia de ti.

Este truco lo oí mas de alguna vez de distintas personas que, en algún momento de sus vidas, se sintieron angustiadas. Debo admitir que hice un par de pruebas al respecto y hubo veces en las que el vaso estaba lleno de burbujas; y otras en las que no. Y no es que con esto quiera poner en duda la efectividad de este tipo de experimentos que, a decir verdad no conozco alguna base científica que lo respalde. Es más bien el trasfondo que nos motiva a realizarlo lo que pongo en cuestionamiento.

Que pensemos que la gente sienta envidia de nosotros habla más de nuestro propio ego que el de ellos. El simple hecho de creer que somos objeto de interés para otra persona, nos devela un aspecto de nuestra propia personalidad narcisista a tal punto, que es causa de preocupación.

            Necesitamos medir el nivel de interés que generamos en otros, para validar nuestra propia autoestima. Y en qué ocasiones sentimos necesario hacerlo, justamente en aquellos momentos en que nos cuestionamos nuestro propio valor.

            Hay veces que he oído hablar de la buena envidia o envidia sana y de la envidia en general acuñándole una connotación positiva a sentir cierto grado de envidia cuando en realidad el término en sí se refiere a lo mismo, independiente su grado, al malestar que uno siente por el bien de otro. Muchas veces he sentido envidia. Siento que hay personas que no merecen lo que tienen y que, sin esfuerzo alguno, lo tienen y yo, que me he esforzado mucho más para obtenerlo, no. Y ahí es donde reflexiono profundamente sobre la injusticia y me cuestiono no sólo mi propio valor, sino también intento engrandecerlo, disminuyendo el de los demás potenciando sus defectos.
                       
            En esos momentos en que me siento mínima, es cuando necesito medir el nivel de envidia que siente por mi el resto y de algún modo elevar mi propia estima. Lo cierto es que por más que este experimento pueda revelarme algún resultado al respecto, lo que el agua esta midiendo en realidad es lo que hay en mi propio ambiente y no lo que sienten los demás que, incluso pudieran estar en zonas geográficas distintas. La envidia no es mas que sólo un indicador de que mi autoestima es pobre y que mis propias capacidades no son suficiente para validarme ante mi misma, a tal punto que necesito empobrecer a los demás para yo poder brillar.