El amor en sí

   No son los errores que comete los que indican si es buena o no, es mas bien la actitud como lo enfrenta lo que hace la diferencia. Una frase extraída durante una conversación con mi actual jefe cuando intentaba explicarme el por qué de su regalo. 

   Comencé a tomarle el valor a aquellas situaciones difíciles que ocurren en la vida, aquellas que no logro entender por qué suceden, cuando empecé a cultivar la paciencia y a esperar que la suciedad decantara y dejara ver la claridad del agua.

   Hasta ahora, he sido promovedora de el actuar por sobre el dejar que se actúe sobre nosotros, sin embargo, es justamente el tiempo con su maestría el que me ha mostrado el panorama con mayor amplitud. Muchas veces me vi envuelta en la terquedad que se desprende del dolor y el despecho declarando lo injusta que es la vida con quien no lo merece. Lo cierto es que cada cosa que ocurre no es mas que la consecuencia de una causa inicial que lo desencadenó; la tierra sólo te proveerá de aquello que cultivaste y cuidaste durante un determinado período de tiempo; no puedes esperar manzanas cuando sembraste peras.


   Aunque me considero una persona agradecida de la vida; me cuesta trabajo aceptar los honores que me otorgan por mis actos, no estoy segura si es por que creo no merecerlos, o por si siento temor a no saber cómo manejarlo.

   Por fortuna, desde hace algún tiempo que he estado intentando involucrarme en cada aspecto que ha traído dicha a mi vida y queriendo disfrutarla es que he dejado mis prejuicios y creencias a un lado de manera de compensar las penas que en algún momento determinado me hicieran creer que no podría volver a enamorarme de la vida otra vez. Lo cierto es que de apoco he ido encantándome con ella, tímidamente me a ido mostrando su lado amable y me ha contenido de manera que ya menos temerosa he ido recobrando la confianza en ella. Tan ingrata la percibí en alguna oportunidad, que poco a poco fui desprendiendome de ella sin advertir que es ella quien me alimenta al igual que la tierra sustenta a las plantas. "El haber perdido a papá no le había roto el corazón. Sino el haber perdido el amor en si" Parte del relato de la película Aires de esperanza o Labor Day en su versión original donde es el hijo quien cuenta la historia de su madre, Kate Winslet en su papel de Adele, abandonada por su esposo, suceso que había hecho que perdiera el interés por la vida. 

   El amor, tanto he escrito sobre él que comienzo a creer que se ha convertido en una obsesión. El amor representa para mí un interés particular el cual se ha vuelto una meta por alcanzar en cada cosa que hago. Como en aquella oportunidad en que el jefe de mi anterior trabajo lo había mencionado cuando los  maestros no estaban demostrando empeño en la fabricación de los muebles al verse estos con terminaciones deficientes; les falta amor - explicaba. ¿De dónde obtenemos el amor que hace que las cosas resulten bien? ¿ Necesitamos un incentivo periódicamente para funcionar a todo nuestro potencial? ¿De qué depende que hagamos bien las cosas, que las hagamos con amor?

   Cuando decidí cambiarme de trabajo, estaba convencida de que esta vez no me entregaría un 100%  como lo había hecho en las ocasiones anteriores de ese modo no me sentiría defraudada cuando algo no fuera como yo lo había planeado, después de todo, como no daba mucho de mí, no tendría mucho que perder. No obstante, esta actitud se fue apoderando de mi personalidad volviéndome una persona fría y calculadora, racionando todo cuanto entregaba con el constante temor de perder.

   No pude sostener por tanto tiempo esta filosofía narcisista de la vida, poco a poco situaciones, personas, y sentimientos fueron ablandando esa coraza dura con que había decidido cubrirme para protegerme, y comencé a darle cabida otra vez. Volví a apasionarme por mi profesión, por mi trabajo y por cada cosa que escogía realizar; y con ello el amor comenzó de nuevo a entrar en mi vida. Con ese encanto volví a atraer a las personas, amigas, amigos, hombres comenzaron a encontrarme interesante y atractiva otra vez. Como en ocasiones donde me entregaba por completo, mis metas comenzaron de pronto a verse realizadas, o al menos algunas de ellas encaminadas. Comencé otra vez a tener metas, me he vuelto una persona creativa, flexible y muy agradecida de la vida, he comenzado a aceptar ciertos cambios que, en otra oportunidad, me habría resistido. Me dejo arrastrar con la corriente aceptando lo que, por naturaleza me es otorgado. He aceptado, recibido y disfrutado el viaje a San Pedro de Atacama que me obsequió mi jefe en compensación por mi desempeño y la actitud presentada frente a aquellas ocasiones en que me vi sobrecargada de trabajo y tuve que sacrificarme para alcanzar las metas. Y aquí me encuentro ahora, intentando explicar la importancia y promoviendo el uso del amor en la cotidianidad de la vida.