Felicidad v/s Tristeza
Hay personas que creen que ahora que me ven resuelta y autosuficiente no he sufrido en la vida. Que mi vida ha sido marcada con la suerte y que todo lo que tengo es cuestión del azar. Por un lado es bueno que todo lo que he vivido no se vea reflejado en mi apariencia, por un instante esa fue una de mis preocupaciones, no creí que en algún momento mi desastroso aspecto de amargura fuera a desaparecer, siempre pensé que en mis ojos quedaría tatuado el dolor que había en mi destrozado corazón, pero para mi ventura al parecer todo eso ya ha desaparecido, y el único vestigio que podría dejarme en evidencia sería mi propia lectura de dicha experiencia.
Es por esta razón que llegué a pensar en que tal vez un momento de felicidad pudiera borrar uno de tristeza y que todo ese dolor finalmente, podría haber sido disuelto.
¿Es que se me ve tan bien ahora?, qué puedo decir, quizá esa sea la razón por la que el resto cree que estoy tan bien parada ante la vida que pueden llegar y escupir en mi cara reprochándome, casi con envidia, que ellos no se sientan igual, Yo no entiendo a la gente, se pasa su vida planeando cómo alcanzar la felicidad y se olvidan de vivirla cada a día. Están tan preocupados de qué es lo que tienen que cambiar para encajar que no se dan cuenta que pueden sentirse satisfechos con lo que son, así tal cual, que es tan simple como que aprendan a aceptarse a sí mismos, lo otro es sólo una consecuencia de ello.
Por un momento sentí el deseo de contar mi historia, de refregarles en la cara todo cuanto había vivido, la causa de mi desdicha y todo mi proceso para salir adelante. Pero después de pensarlo bien no quiero eso, quiero vivir en adelante mirando sólo el momento. El pasado lo llevo conmigo y lo guardo como un recuerdo inolvidable del cual saqué muchas lecciones. Y recordé cómo estuve yo, las cosas que viví y como eso fue lo que me llevó a estar así ahora. Me gustaría poder explicarles todo eso, que entendieran que es solo una etapa, un proceso importante que deberán vivir para de un momento a otro, así de repente, sentirse satisfechos. Me afanaba al punto de la ansiedad, por enseñarles a todos a mi alrededor, el camino, ese que a mí me había traído hasta acá, pero ahí fue que me dí cuenta de que haga lo que haga cada uno tiene su momento, sus propias experiencias, su propio dolor, ese que es necesario vivr y el que más tarde te hará recordar quién eres y qué haces aquí. El que te hará pensar que tal vez con un momento de felicidad puedas borrar uno de tristeza.
Falta amor
Hoy, como tantas veces, fui sorprendida. Eso es justamente lo que me gusta de la vida, mi vida, que cada día algo logra sorprenderme, cautivarme y me deja reflexiva y conmovida. Suelo ir atenta a los mensajes que puedo obtener y que, en su mayoría provienen de lugares insospechados. Esta vez no fue la excepción. Ocurrió durante una de las reuniones habituales de los viernes en la fábrica donde trabajo. El tema en discusión, la deficiente calidad de las terminaciones de los muebles laminados.
Diversas opiniones surgieron al respecto por parte de los concurrentes: escasa supervisión, menor grado de destreza del maestro, falta de maquinaria especializada, entre otros. Pero fue el mismo dueño de la empresa quien manifestó como causal la falta de amor.
Me hicieron mucho sentido las palabras de mi jefe, quien expuso este tema con una humanidad que no sospeché que tendría. Tanto como su expresión, sus palabras calaron hondo dentro de mi y siguieron resonando durante toda la jornada inclusive cuando ya había terminado mi horario laboral.
He divulgado casi como un credo la importancia de poner amor en cada cosa que uno haga, pero hasta ese momento no habría comprendido del todo lo que eso significaba y sus repercusiones en el día a día. Lo veía como una frase utópica inaplicable a la cotidianidad, pero que sonaba bien al hablar.
Con esta frase logré capturar la esencia de todo cuanto me he esmerado en aplicar en mi vida. Amar debiera estar implícito en cada cosa que uno se proponga emprender, cual sea la naturaleza del asunto, finalmente será la clave del éxito. Desde una tarea cotidiana en casa, un puesto en el trabajo y hasta cuestiones familiares, el cuánto amor ponga cada quien es el que hará finalmente la diferencia de quien lo hace mejor.
Fue tal el nivel de iluminación que alcancé con esta experiencia, que entendí por qué algunas cosas no habían funcionado en mi vida, situaciones en las que me esmeré entregando todo mi esfuerzo por conseguirlas y que terminaron siendo destruidas y junto a ellas destruyendo parte de mi. Analicé cada aspecto de mi vida, los buenos y malos momentos; y descubrí en cada uno de ellos que el amor que había puesto durante su ejecución fue quien determinó el éxito o fracaso del mismo. Relaciones fallidas, trabajos abandonados, actividades simplemente dejadas a un lado. En todos ellos la constante, la falta de amor.
Me propuse, sin comprender bien qué significaba, que de ahora en adelante todo cuanto hiciera con mi vida debía haber amor, desbordante, apasionado, sincero, amor al fin y al cabo. Volver a enamorarme aún de esos hechos en los que me sentí herida y que juré jamás volver a repetir. Y aún así me envolví en una relación que sólo me satisfacía en el ámbito físico, intentando prescindir del verdadero propósito de una relación, al menos del que yo busco cada vez que me involucro.
Pedí a gritos la oportunidad de volver a enamorarme, enamorarme de las cosas, de los libros, de las personas, de mi misma. Enamorarse es una decisión consciente que tomo cada día cuando me siento involucrada, cuando pretendo extraer lo máximo de cada cosa que me rodea, de cada persona, de cada lugar. Vivir enamorada es aceptar y desprenderse, comprometerse y no adueñarse, es simplemente disfrutar el presente aprendiendo del pasado sin pensar en el futuro, es vivir el aquí y el ahora con la confianza de que a fin de cuentas obtendrás lo mejor.
Lo profeso, lo grito, lo espero y lo deseo con toda mi energía, quiero volver a enamorarme, así como lo estoy de mi trabajo y de mi familia, encontrar el amor en cada aspecto de mi vida, compartir esa satisfacción y poder influir en que otros también la encuentren.
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