¿Qué es lo que gatilla que las personas confiemos en otras personas? ¿Qué parámetros o cualidades debe tener alguien para que sea merecedor de nuestra confianza?
Yo creo en las personas por defecto, suelo comenzar poniendo la confianza en ellos sin cuestionarme si son merecedores o no. Parto de la base en que todos somos "buenas personas".
A lo largo de mi vida poco he aprendido de las personas, y es por esa misma razón que prefiero alejarme de ellas. La soledad me permite esa libertad a la que vuelvo cada tanto intentando encontrar paz sin tener que excusarme por mi comportamiento, ni pedir perdón por mis actos. En tema de relaciones humanas admito que soy una ignorante, no entiendo el comportamiento del ser humano, así como tampoco, he logrado entender mi propio comportamiento para con los demás. Vivo proclamando y aconsejando a los otros que se dosifiquen en cuanto a sus sentimientos y emociones, que guarden la mayor parte para sí mismos, no apostarlo todo y sin embargo, soy la primera que, en el entusiasmo de sentirme comprendida, me vuelco por completo no reservándome nada para mi.
Y sin duda que esto, como todo, no es mas que otra jugada de mi ego demostrando su superioridad. Qué más podría ser por ejemplo, cuando me siento traicionada. De qué traición hablo, si las otras personas tienen que lidiar con sus propios problemas, cuando deben descubrir ellas mismas qué es lo que sienten y no están allí planeando alguna estrategia para acabar con mis expectativas.
Aún así, el sentimiento se desencadena, la desilusión termina por sepultar la esperanza de sentir que sí podía ser un ser sociable y me deja nuevamente sumergida en ese sabor amargo que a veces suele tener la soledad. Sin duda que esta no será la última vez que lo sienta, aún me quedan muchas mas desilusiones que vivir, y ese no será un motivo, al menos no en esta oportunidad para dejar de creer en las personas. Es justo en esos momentos, en los que son más hirientes, en que se dan a conocer tal cual son, así transparentes con sus "buenos" y "malos" sentimientos, a eso debiera darle algún mérito; debiera poder lidiar con eso y sentirme privilegiada que tengan ese grado de confianza conmigo que sean capaces mostrarme sus dos caras.
A decir verdad, no son ellos quienes me traicionan, más bien es mi afán de creer, de querer creer que son diferentes, esa capacidad de mi mente de intentar transformar mi mundo y querer volverlo "ideal" para mi beneficio. Es poco lo que se aprende de aquello que sale bien y de acuerdo a lo esperado, las lecciones mas grandes las he obtenido de esos momentos en que no salió como lo había pensado, es en ese instante en que se libera mi creatividad y busco la mejor estrategia para lidiar con eso, es ahí donde me fortalezco y me hago de las herramientas para enfrentarlo.
No dejo de confiar en la gente por que siento que me han desilusionado, veo en cada uno, una parte de mí que se personifica en ellos, un reflejo de lo que yo misma siento y soy capaz de hacer y eso me brinda de cierta propiedad para entenderlos, mas bien debo decir para entenderme a mí misma. En kabbalah me explicaron que la clave para llegar al siguiente nivel de trascendencia es uno de los tres mandamientos presentes en las tablas que entrega Yahvé a Moises: "ama a tu prójimo como a ti mismo". Eso implica experimentar, en carne propia, lo que el otro siente. Va más allá de la empatía, es sentir al otro tan parte de ti mismo, que vivas sus emociones. No me alejo de las personas por que me hayan desilusionado, si me alejo es mas bien por que en soledad puedo asimilar sus enseñanzas y lidiar con esa parte de mi que ellos vinieron a mostrarme.